La conspiración unionista para destruir España

«Reina de las Españas»

La propaganda oficialista del actual estado del Reino de España es muy muy fuerte, y apenas deja margen para la reflexión.

Se basa en el desconocimiento de la propia historia de España y de sus orígenes.

España originariamente nunca fue una sino muchas, un conjunto de territorios con sus gentes culturalmente diversas – auténtica diversidad histórica -, unidas para ser más fuertes ante el resto del mundo.

Esas Españas alcanzaron su plenitud con el Imperio Español, en el que se fueron añadiendo nuevos territorios y gentes, no como colonias sino como nuevas provincias, siguiendo la tradición romana.

Y así fue hasta el afrancesamiento napoleónico, con unas dosis de centralismo ya colocadas por los Borbones tras su victoria en la Guerra de Sucesión, unas décadas antes: el tratado de Nueva Planta fue decretado en ese sentido.

Las ideas centralistas francesas rompieron con la tradición española y crearon el nacionalismo español moderno: una lengua común impuesta, una sola cultura, una sola obediencia a un único poder central, etc.

El unionismo centralista es un concepto ajeno a la realidad peninsular.

De esta manera, llegamos hasta nuestros días, en el que la élite dirigente española traicionó a su población, regalando su soberanía a la Unión Europea siguiendo los planes globalistas. Recordemos que la reina Sofía fue parte activa de las reuniones del Grupo Bilderberg.

Las leyes las dirige Bruselas, la economía la dirige el BCE, el ejército obedece a la OTAN, las fronteras son inexistentes. No queda ya ningún elemento real de soberanía española.

En éstas, que a la mayoría de la población, totalmente sometida, se le ha programado para aceptar la disolución de la soberanía en el plan globalista de la UE.

Es una auténtica conspiración en toda regla.

¿Y qué ocurre? Pues que el concepto inicial de las Españas ha sido aplastado y es tratado como separatismo, cuando es todo lo contrario. Las gentes de las naciones que se unieron originariamente están en el proceso de volver a la casilla original.

En esto que la proclamación de la República de Catalunya, con todos sus graves errores, como permitir que el marxismo cultural se la apropiara, es un paso en ese sentido.

Quién sabe, quizás en un futuro las gentes de la Península Ibérica derroquen a las élites actuales y vuelvan a unirse en una Confederación Ibérica, volviendo a marcar su importancia en el mundo.

O quizás no, y los globalistas se salgan con la suya, porque, en este momento, tienen muchos números a su favor.

Es una idea para restablecer las Españas que asombraron al mundo.

Mientras, el nacionalismo oficialista español tiene la violencia estatal de su parte y sigue siendo muy peligroso, como demostró en el siglo XX.

Sin embargo, la Historia siempre se está escribiendo. Nunca hay nada definitivo.

Roward Atkinson: El derecho a ofender

Aquí mi traducción:

La ambición bienintencionada y razonable de contener a los elementos desgradables de la sociedad ha creado una sociedad de una naturaleza extraordinariamente atoritaria y controladora, es lo que se podría llamar la ‘nueva intolerancia.’

Un nuevo, pero intenso deseo de amordazar las voces incómodas atacantes.

«No soy intolerante«, dice mucha gente. Dice tanta gente bien hablada, altamente educada, de mente progresistas. «Sólo soy intolerante con la intolerancia.» Y la gente tiende a asentir sabiamente y dice «oh, sí sabias palabras, sabias palabras

Y, sin embargo, cuando se empieza a pensar en esta supuestamente indiscutible afirmación durante más de cinco segundos, se comprende que todo por lo que se está abogando es la substitución de una intolerancia por otra. Que para mí no representa ningún tipo de progreso en absoluto.

Los prejuicios soterrados, injusticias o resentimientos no se abordan arrestando a la gente.

Se abordan aireando, discutiendo y tratando los asuntos, preferiblemente fuera del proceso judicial.

Para mí, la mejor manera de incrementar la resistencia de las sociedades al insulto o al discurso ofensivo es permitir mucho más de ello.

Como con las enfermedades infantiles, se pueden resistir mejor los gérmenes a los que se ha estado expuestos.

Necesitamos construir nuestra inmunidad a ofendernos para que podamos tratar con los asuntos pueden provenir de la crítica perfectamente justificada.

Nuestra prioridad debería ser tratar con el mensaje, no con el mensajero.

Como el presidente Obama dijo dirigiéndose a las Naciones Unidas, sólo hace un mes o así, «los esfuerzos loables para restringir el discurso pueden convertirse en una herramienta para silenciar a los críticos u oprimir a las minorías. El arma más fuerte contra el discurso del odio no es la represión, es más discurso

Y ésta es la esencia de mi tesis, ¡más discurso!

Si queremos una sociedad robusta, necesitamos un diálogo más robusto, y eso debe de incluir el derecho a insultar o a ofender.

Esto es lo que tengo que hacer

La fórmula del éxito hace años que se conoce, pero siempre me he negado a seguirla.

Porque, entonces, sería tan falso como la mayoría. Mmm… ¿Por qué no serlo si da resultado?

El caso es que he elegido el camino más difícil.

Porque, hagamos esta comparación…

Que 3.800 individuos vean mis vídeos diariamente me proporciona unos 6 dólares USA diarios, 180 dólares al mes.

Pero si me pusiera a pedir dinero en la calle, en un lugar concurrido, y 38 individuos me dieran 1 dólar cada uno diariamente, eso sería 1.140 dólares al mes. Y no tendría el peligro de exponerme ante el mundo.

Esa estúpida manía mía de querer conseguir mis ingresos a través de mi esfuerzo…

Definitivamente, sí, lo admito, soy tonto, qué le vamos a hacer.

Continuaré mi brainstorming, porque algo tiene que petar, esto no puede continuar así.

La pregunta del millón

¿Hasta qué punto es la responsabilidad de uno mismo y en qué grado afectan los hechos de terceros?

Una pregunta eterna.

Algunos la responden con el concepto de destino.

Otros hablan de circunstancias y casualidades.

Supongo que cada cual apela a su experiencia personal.

Yo no voy a afirmar ni negar nada, pero hay ocasiones repetidas en las todo indica que las cosas tendrían que ir genial, pero no.

Como si los esfuerzos acumulados dejan de tener importancia de un día para otro.

Aparece un acontecimiento inesperado y se vuelve otra vez casi a la casilla de salida.

Cuando uno es joven, eso no importa demasiado, porque se tiene el futuro por delante.

Cuando uno ya no es tan joven, se pregunta si quedará alguna oportunidad más, el futuro era precisamente este presente, y se fastidió.

¿Volver a empezar? ¿Ya, para qué? Quizás en la próxima vida.

Bueno, sólo es una reflexión más que dejo aquí anotada, porque se me ha pasado por la cabeza. Supongo que era el momento.