Basta ya de celebrar derrotas (que nunca fueron)

Cuando le expliqué a mi mujer, acostumbrada a los grandes desfiles de la URSS conmemorativos de la victoria de la Gran Guerra Patria, que en la fiesta nacional de Cataluña se celebra una derrota, no se lo podía creer. Y cualquiera con dos dedos de frente también se quedaría incrédulo.

Pero es que la cosa no se queda aquí, va más allá, porque aquella caída de Barcelona del 11 de septiembre de 1714 no fue una derrota de Cataluña sino de los partidarios del archiduque Carlos ante los partidarios del príncipe francés Felipe en la guerra de sucesión española. No de secesión, sino de sucesión – para aclararlo, porque a veces se confunden las dos palabras al tener tan sólo una letra de diferencia.

Lo curioso es que nadie se planteaba una separación de Cataluña del entonces Imperio Español. Sencillamente, el sentimiento antifrancés por el mal recuerdo del período de 1640-1652, en el que Cataluña cayó en manos francesas – por su propio pie -, indujo a las gentes catalanas a ponerse de parte del heredero austríaco contra el heredero francés. Ni más ni menos. De ahí a plantear que Cataluña perdió ante España hay un gran invento manipulador.

En todo caso, puesto que hay que celebrar un día nacional patriotero, siempre es mejor celebrar una victoria que no una derrota. Aunque sea una victoria ficticia de un caballero ante un dragón, tal como se hace el 23 de abril cada año. Es más, siempre queda bien que ese día tenga asociada una bonita tradición como la de la rosa y el libro. Es un día ya aceptado que, creo yo, tendría mucha aceptación.

Por supuesto, se perdería el victimismo enfermizo – que funciona – que ha conducido a un nacionalismo atontador. Lo cierto es que una nación, un país, un estado no es más que un grupo de individuos que decide asociarse y dotarse de leyes y fronteras propias, y cosas así, para diferenciarse de otros grupos de individuos que han hecho lo mismo. No es nada del otro mundo; este mundo está precisamente dividido en entidades de ese tipo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre una asociación de individuos libres que buscan mejorar sus vidas y unos pocos manipuladores que engañan a la masa por sus intereses turbios.

Sé que muchos se enfadaron conmigo por mi apoyo – o falta de rechazo – a la República de Catalunya, pero es que hay que entender que los hechos son los hechos. Guste o no guste, estén equivocados o no, hayan sido engañados, más de dos millones de individuos proclamaron un nuevo estado mediante un referéndum el pasado 1 de octubre de 2017. Claro, para proclamar un nuevo estado no se necesitan referéndums, pero necesitaron hacer el teatro y el ruído suficiente para hacerse notar, cosa que consiguieron que, al final, fue lo único que consiguieron. Ya se sabe, mucho ruído para pocas nueces. Porque las cosas no se logran con sonrisitas y lacitos amarillos. Sin embargo, otros estados actuales fueron proclamados con menos parafernalia y ahí están, reconocidos o no.

Así que, hemos llegado a este once de septiembre de 2019 en una especie de limbo en Cataluña. Los políticos van a su bola, únicamente preocupados de mantener sus poltronas y sueldos públicos, y cada vez más gente está con la mosca en la nariz, comprobando cada día que los han metido dentro de un cuento chino, que funciona como círculo vicioso. Y en éstas, que en este lugar se sigue celebrando oficialmente una derrota que no fue realmente como la han explicado durante los últimos ochenta años.

Venga ya, para cuentos, el de Sant Jordi es mucho más bonito y positivo, con caballeros, dragones y princesas. Es hora de que la masa sea manipulada en otra dirección.

 

Ya está todo clarísimo: Bilderberg manipuló al nacionalismo español para forzar la independencia de Cataluña

Hace unos días, en una conversación privada sobre la situación de España, explicaba a mi familia que todo indicaba que los Bilderberg habían llamado a Pablo Casado (jefe del PP) y a Inés Arrimadas (Ciudadanos) para que alejaran a Vox.

Y me encuentro con este vídeo…

Supongo, que para quien sabe sumar uno más uno, le da dos.

Lo que durante años he visto, cómo desde el gobierno central de España empujaban a la gente a declararse independentista en Cataluña, ahora está confirmado. Y este otro vídeo también es interesante en dicho sentido…

Por una parte, el nacionalismo español, los unionistas a ultranza del Reino de España, es la parte activa y es la que empuja.

Por la otra parte, los marxistas culturales pro independencia de Cataluña, son pasivos, siempre haciéndose la víctima y reaccionando al empuje.

Y así, mientras que durante años la población a favor de separarse de España en Cataluña no rondaba más del 20%, en una década consiguieron aumentarla al 50%, logrando la creación de la República de Catalunya mediante un referéndum que les salió demasiado bien. Tanto, que los políticos catalanes tuvieron que traicionarlo.

Porque la República de Catalunya sólo tiene sentido fuera de la UE, fuera del BCE, fuera de la OTAN y totalmente capitalista y libre, al estilo de la Confederación Helvética. Por supuesto, eso no concuerda en absoluto con el marxismo cultural propagado por los políticos del Procés.

Que sí, que mucha gente puede seguir enfadada conmigo por mi Opción Troll, pero lo que hago siempre tiene un sentido. Y es que mi olfato no suele equivocarse.

Hace un par de años vi un informe de un gran banco globalista en el que esperaban una guerra en España entre el 2019 y el 2020. Por favor, unos y otros, ¿podemos tener la cabeza fría para darnos cuenta de cómo somos un mero rebaño de siervos en una plantación de esclavos dentro de un sistema de plantaciones de esclavos?

Bueno, aquí lo dejo escrito y veremos cuál es el siguiente capítulo en este territorio ocupado y sin soberanía propia que llaman España.

Tras el telón, se mueven los hilos y todo es una amarga pantomima.

Y para acabar, y trolear a la parte catalana, aquí está Estrellita Castro cantando «Suspiros de España«…

😸

Conexiones

Gráfico de las conexiones de grupos elitistas feudales con los grandes medios oficialistas anglosajones de propaganda…

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Si no conoces al Grupo Bilderberg, al Consejo de Relaciones Exteriores y a la Comisión Trilateral, no sé en qué mundo de fantasía animada existes, porque no vives.