Mi cucurucho de helado gigante casi anual

Mi cucurucho de vainilla y avellana

Este año he vuelto con mis hijos a la heladería de los cucuruchos gigantes en Barcelona. Solemos ir una vez al año y coincide con los años que puedo permitírmelo.

Así que este año me han ido bien las cosas. Nunca estoy seguro de que al año siguiente pueda repetirlo.

Lo más divertido son la miradas de la gente que nos cruzamos, casi todos turistas, mientras saboreamos las bolas de helado caminando.

¡Y cómo de pringosa que ha quedado mi mano!

Que ha estado muy bueno y ha sido nuestra comida – almuerzo – de hoy. Es un pequeño lujo que aprecio muchísimo, esas pequeñas cosas que tiene esta vida.

Pues veamos qué pasa este año.

El desastre de los Borbones


Ya lo había comentado varias veces de cómo la llegada de los Borbones al trono de las Españas significó el fin del Imperio y el principio de la decadencia de la sociedad española en su conjunto.

He encontrado en la red este resumen en el que queda bien plasmada la evidencia, aunque hay fechas que se podrían mover de un monarca a otro.

Los Borbones han sido Caballos de Troya, instalados por los enemigos de las Españas y, así, consiguieron sus objetivos.

Lamentablemente, el pasado ya no puede volver y lo hecho, hecho está. La nostalgia por un pasado glorioso no sirve de nada. Quizás habría que preocuparse de no perder las migajas que quedaron, no sé.

A estas alturas, es complicado quitar a los Borbones y colocar a otra casa real leal a la población, y tratar de convencer a los otros territorios de las Españas, allende los mares, de volver a juntarnos, que no unirnos. ¿Una confederación de repúblicas hispanas no estatistas ni colectivistas?

Quién sabe. En el mundo pretenden hacernos creer que hay dos bloques, el anglo-sajón y el chino; pero existe una tercera vía hispana latente que podría sorprendernos.

Ah, que nadie me haga caso, son elucubraciones mías para tener algo que escribir bajo este intenso calor de verano peninsular.

El oro a $1.400

Son estas cosas de la sincronización con el Universo.

Acabo de despertarme a las cuatro de la madrugada, recibo un impulso para consultar la economía desde mi móvil, y justo el oro acaba de superar los 1.400 dólares la onza, cosa que no hace desde 2013 o así.

Y parece que no va a parar aquí, pese a las típicas bajadas y subidas circunstanciales.

Por supuesto, el oro se mide en gramos, onzas, kilos y toneladas, pero la mayoría de la gente lo suele compararlo con las divisas fiduciarias que conoce.

Esta subida, además, es un indicador de que hay fortunas que están refugiándose en el oro debido a la llegada de una gran recesión y/o una nueva guerra. El precio del oro siempre es el canario en la mina.

Como siempre, el oro es el único dinero, protector del poder adquisitivo, y es una obligación tenerlo para sortear cualquier crisis. El ahorro se hace con oro o no es ahorro.