Os lo dije, maldita sea

El peso argentino ha perdido más del 100% en un año respecto al dólar. Quien compró oro a tiempo pudo protegerse. Quien no compró oro está disfrutando de su miseria.

¿Lo digo demasiado fuerte?

Hubo un montón de argentinos que se apuntaron a mi grupo de Karatbars. Y NINGUNO compró sus lingotes de oro físico. Y NINGUNO intentó desarrollar el negocio de Karatbars.

Los pocos que me contactaron me vinieron con la misma estúpida excusa: que comenzarían cuando tuvieran dinero.

Es, como digo, una PUÑETERA EXCUSA.

Porque para ganar dinero no se necesita dinero. Se necesita mover el culo y buscar quien tiene dinero. Y con Karatbars eso es muy fácil, porque quien tiene dinero necesita protegerse con oro. Sí o sí.

Entonces, quien no tiene dinero lo gana de cero con las comisiones que se ganan al encontrar a otros que sí lo tienen. Y con dichas comisiones se puede comenzar a acumular oro uno mismo.

Además, gracias a internet, podemos encontrar a individuos deseosos de usar Karatbars en todo el mundo. No nos limitamos a los estados en los que habitamos.

Eso justo es lo que yo hice, maldita sea.

Os lo dije, maldita sea.

Y me da igual si cae mal lo que digo y cómo lo digo. Me la suda.

Los venezolanos y argentinos cayeron en su propia miseria mental.

Ahora, ¿a quiénes va a tocar? ¿A los mexicanos, a los chilenos, a los ecuatorianos, a los… pon el gentilicio?

Mucha gente tiene la obsesión de mirar el precio del oro en dólares o euros, y les parece que está bajando. Mientras, en el resto de monedas el oro está realizando su función de reserva de valor perfectamente.

Argentina…

Venezuela…

Aprended la puñetera lección, aunque sea dolorosamente por no hacerme puñetero caso.

Os lo dije, maldita sea. Pero mi misión es avisar, no ponerme en la piel de los demás para hacerlo. Cada cual recibe lo que se merece según sus actitud, por acción o por omisión.

Ésa es la auténtica justicia.

Sólo me interesa el oro

Gracias al oro que acumulé en mi última época de abundancia estoy yendo pa’lante en esta época de quietud.

Porque lo importante es el flujo de efectivo – ya trataré de ello en otro post. Y por eso me compré ayer una edición en papel de «El cuadrante del flujo del dinero«, para reforzarme los conceptos.

Para que mi próxima, y cercana, nueva época de abundancia sea más abundante, y esforzarme en que sea ya permanente.

Y por eso, de Karatbars sólo me interesa el oro, y más concretamente sus Classic Karatbars de 1 gramo, 2.5 gramos y 5 gramos. Y nada más.

Porque hace unos meses Karatbars realizó una ICO, y puso en funcionamiento una criptomoneda centralizada. Desde mi punto de vista fue un grave error, y por eso no he querido saber nada de dicha moneda virtual, y no sé cómo funciona la cosa. Porque ni me interesa.

Y digo que es un grave error porque esa shitcoin – todas las monedas virtuales centralizadas lo son – ha desenfocado a mucha gente que, en definitiva, nunca le importó el oro y creen que hay que ir por el negociete fácil.

Espero, de verdad, que Karatbars sepa lo que hace, y no acabe metiendo la pata. Porque este tipo de humo acaba siempre esfumándose – hemos visto estos últimos meses como todas estas monedas virtuales centralizadas han acabado en su valor real: cero patatero.

De momento, Karatbars sigue siendo el mejor sitio para conseguir oro a partir de cero, pues fue una genialidad que unieran el oro a un negocio de afiliación. Esto es algo real y tangible. Y que siga así por muchos años.

Mientras, sólo me ocupo de acumular oro físico, que es el único dinero, y de sacar provecho al sistema de negocio basado en el oro. Todo lo demás me resbala.

Porque, repito, es gracias al oro que acumulé en mi última época de abundancia que estoy yendo pa’lante en esta época de quietud.

Si hubiera dependido de las criptomoneditas, ahora estaría buscando comida en los contenedores de basura. Menos más que fui más inteligente y traspasé mis divisas sobrantes a oro.

Justo el que quería

Llevaba un tiempo con ganas de comprarme la edición en papel en castellano de «El cuadrante del flujo del dinero» de Robert Kiyosaki, la segunda parte de «Padre Rico, Padre Pobre«.

Estuve hace un par de semanas en la FNAC de Diagonal, Barcelona, y no lo encontré.

Luego, pensé en compraralo en Amazon si no lo encontraba. Pero no lo hice.

Es como si algo me dijera que me esperara.

Y, hoy he ido con mis hijos al Mercat de Sant Antoni, también en BCN, y mirando miles de libros por encima al azar, ahí estaba esperándome a que lo comprara. Y a algo menos de mitad de precio que si lo hubiera comprado de primera mano, pese a que su estado de conservación está idéntico a nuevecito.

Me parece genial que la Ley de Atracción siga funcionando a las mil maravillas.

Escribo este post en el tren de vuelta a casa, y mi hijo mayor ya ha comenzado a leérselo.

Por cierto, si buscas la lista de libros imprescindibles para tener éxito en esta vida, aquí la tienes.

Kylie Jenner no tiene este problema

La gente está donando dinero a Kylie Jenner, una de las Kardashian, para que se convierta en la billonaria – con mil millones de dólares – más joven.

Sí, eso es, le faltan 100 millones de dólares y la gente se está poniendo en marcha para recaudarlos y regalárselos. Porque Kylie Jenner es maravillosa.

Las comparaciones no son odiosas, sencillamente ponen a cada cual en su sitio.

Porque tras un mes de abrir mi página de financiación apenas he alcanzado los 15 euros.

Kylie Jenner no tiene el problema de que le digan que «lo siento, pero es que no puedo.» Porque Kylie Jenner sabe atraer a la gente adecuada y yo no.

También, a Kylie Jenner nadie de dice que se busque un trabajo. Y nadie se alegra porque las cosas no le van tan bien como deberían.

Kylie Jenner no está rodeada de gente con la mente pobre y pequeña, y respira el aura de la gente con la mente rica y grande. Y eso se nota. Muchísimo.

Y, la verdad, me alegro por Kylie Jenner, porque me alegro por la gente a la que le salen bien las cosas. Me alegro por los que están en el nivel económico por el que lucho por estar. Porque es un ejemplo de que se puede conseguir.

Me alegro por Kylie Jenner porque la envidia es para los estúpidos. ¡Bien por ella!

Bien por ella porque, con la mitad de edad de la que yo tengo, ha hecho realidad lo que yo todavía sueño. Ha aprendido lo que a mí todavía me falta por aprender.

Agradezco todo lo que tengo, por supuesto, pero todavía me falta mucho camino. Kylie Jenner encontró la vía rápida mientras que yo sigo dos pasos adelante, uno y medio atrás.

A Kylie Jenner la financian sin tener que pedirlo. Enhorabuena, Kylie Jenner, porque José Manuel Goig tiene que luchar por cada céntimo. Supongo que es porque los esclavos nunca permiten que uno de ellos se pueda escapar dejándolos atrás.

José Manuel Goig está haciendo todo lo posible por salir de ese círculo vicioso.

Kylie Jenner no tiene ese problema, y es genial. Me alegro que el mundo sea bueno con algunos. Aún se puede hacer algo, es el ejemplo de que es posible.