En el campo del poder elitista no hay errores.
Tienen a su disposición las mejores mentes que el dinero puede comprar, y las experiencias de la historia real que sus antepasados han acumulado durante siglos.
Saben exactamente qué teclas tocar y qué resultados provocarán, siempre en su propio beneficio.
Sus planes vienen ya calculados desde hace décadas.
No, no hay coincidencias.
En cambio, este bloguero está solo; no tiene consejeros ni nadie que le proteja.
Y sin embargo, se atreve a dejar en evidencia los mecanismos de este poder casi infinito.
¿Cómo es que le permiten continuar? Bueno, no llamemos al mal tiempo.
Por suerte, su posición en el tablero de ajedrez de la vida es irrelevante. Haga lo que haga, y escriba lo que escriba, no va a poder molestar ni amenazar al poder establecido.
Este bloguero, en todo caso, no tiene como objetivo derrocar al poder establecido, sino pasar lo mejor posible los días que le quedan en este mundo.
Que se dedique a explicar cierto tipo de cosas no es más que hacer una crónica de los mecanismo de funcionamiento de esta sociedad humana en el presente.
Quién sabe, quizás estas crónicas sirvan para las élites del futuro y las tengan como experiencias para confirmar su poder absoluto sobre el 99,99% del rebaño humano.
O quizás no, porque este bloguero no tiene ninguna importancia, al fin y al cabo.
Pero que quede bien clavado en nuestras molleras: la élite no comete errores.