Éste es el tema del que está prohibido hablar, y pensar, en todo el mundo.
La élite lo llama terrorismo pero en realidad no lo es, es el exterminio sistemático de la plebe a través de un acto de bandera falsa tras otro.
Al verdadero terrorismo la élite lo llama magnicidio – claro, porque ellos son grandes, faltaría más – y era común a finales del siglo XIX y XX: era cuando le tocaba a su gente.
Porque, actualmente, las matanzas son exclusivamente de clase baja, de plebe, de chusma. Qué cosas, ¿verdad? ¿Eso qué nos indica?
Que el terrorismo sólo es contra un bando.
¿Pero y si volviera la sana limpieza contra la élite? Un día cae un rey, otro una reina. Un día cae un príncipe, otro una princesa. Un día cae un presidente, otro una presidenta. Un día cae un primer ministro, otro una primera ministra. Un día cae un billonario, otro una billonaria.
Así, con falsa igualdad de género, como le gusta a la élite globalista. Ahí sí que habría el verdadero terrorismo. La élite estaría cagada de miedo de salir a la calle. Se volverían las tornas. Y, como son mucho menos, el trabajo de eliminarlos sería más corto.
Uy, qué ideas más extrañas me vienen por la madrugada. Negaré haber escrito esto. Yo no he sido. Es que se oyen fuegos artificiales a lo lejos y me he despertado.
Las ratitas festejan que obedecen con gusto las imposiciones absurdas de la élite feudal, y que éstas las masacran diariamente con impunidad.