Me ha parecido interesante traducir al completo la carta del Govern de la República de Catalunya en el exilio, como referencia ante las manipulaciones que puedan hacer los medios.
No hay nada mejor que leer directamente de las fuentes sin comentarios de terceros.

Estimados conciudadanos,
estamos afrontando una situación impensable en un entorno democrático. Una parte del gobierno legítimo de Cataluña, con su vicepresidente y otros siete consejeros, está en la cárcel, y otra parte, el presidente y cuatro consejeros, en el exilio; el Parlamento ha sido cerrado antes de tiempo y buena parte de los miembros de la mesa viven con la amenaza también de ser encarcelados. Y todo ello como consecuencia de haber sido leales con la confianza que nos otorgó la mayoría de los ciudadanos. Hablamos de una situación que es claramente contraria al estado de derecho y al ordenamiento de la Unión Europea, y que aleja aún más al Estado español del grupo de países referentes de buenas prácticas democráticas. Para decirlo suavemente, el Estado se ha situado muy en la periferia del bloque democrático central europeo.
Siempre hemos defendido que la vía democrática es la única que nos permite vehicular la legítima aspiración de la independencia de Cataluña, y es justamente por eso que el Estado ha considerado que la única manera de frenarla es frenando la democracia activando una estrategia desesperada y extrema ante la firmeza democrática de las instituciones y la ciudadanía de Cataluña. Muerta la democracia, muerta la independencia, he aquí su esperpéntica estrategia.
Los hechos de las últimas semanas confirman que el Estado español no ha entendido cómo funciona el mundo en el siglo XXI. Privar de libertad a los miembros del gobierno de Cataluña y disolver el Parlamento de Cataluña a golpe de decreto y, por tanto, hurtar a los catalanes su soberanía, ha sido la única respuesta que ha sido capaz de articular ante las reiteradas ofertas de diálogo reclamadas insistentemente por las instituciones catalanas. Es un grave error pensar que la represión es el camino para que una buena parte de los catalanes abandonen sus legítimas aspiraciones. Podrán imponerse físicamente sobre nosotros, pero nunca podrán derrotar nuestros marcos mentales. Podrán asfixiarnos económicamente, pero no podrán frenar la potencia de un país europeo, emprendedor y con una gran capacidad de generar talento y prosperidad. Podrán humillarnos y acosar, a nosotros y a nuestras familias, con el apoyo del perverso sistema mediático español, que ha impuesto un relato de odio y de mentira permanente sobre las instituciones políticas y las entidades soberanistas y ciudadanas, pero no podrán derribar nunca nuestras aspiraciones democráticas.
Somos completamente conscientes de las incertidumbres y de los temores que han sobrevolado estos días sobre todos vosotros y entendemos la desorientación causada por nuestra falta de respuestas rápidas ante los ataques desmesurados contra los representantes y las instituciones legítimas catalanas, pero os aseguramos que seguimos fuertes y en pie y que ni a vosotros ni a nosotros no nos podrán robar ni una brizna de la dignidad con la que afrontamos estas horas difíciles de nuestras vidas y de la vida de nuestro país.
Ante el complejo escenario, el gobierno legítimo de Cataluña tiene una doble obligación que cumpliremos a pesar de las circunstancias. La primera, mantener la legitimidad de la libre elección que expresasteis en las urnas el 27 de septiembre de 2015. Lo diremos tantas veces como haga falta en todo el mundo: somos un gobierno legítimo y tenemos un Parlamento legítimo. Desde Bruselas, con el apoyo de una estructura estable que ponemos en marcha hoy para coordinar las acciones del gobierno, vamos a exigir este compromiso cada día y en cada ocasión a la comunidad internacional, denunciando la politización de la justicia española, su falta de imparcialidad, su voluntad de perseguir las ideas y reafirmando la firme apuesta del pueblo catalán por el derecho a la autodeterminación, por el diálogo y por una solución acordada. El tiempo que pasaremos entre rejas españolas o en el exilio no será en vano si vamos unidos más que nunca en la defensa de Cataluña y en la denuncia de la decadencia democrática del Estado español, así como de los abusos de una Unión Europea que ha tolerado, e incluso amparado de manera vergonzosa, las actuaciones represivas españolas. Nuestro compromiso con los valores de Europa es más fuerte que nunca, porque todos nos necesitamos, porque queremos fortalecer una Europa de ciudadanos que tengan capacidad de vencer los miedos y las amenazas.
La segunda obligación, y esta os implica a todos vosotros, es sobreponernos y sostener la democracia, ahora amenazada por la coalición que ejecutó el 155, en connivencia con la violencia jurídica, policial y de la extrema derecha. Os pedimos la combinación eficaz de coraje, de firmeza, de indignación, de rechazo, al tiempo de paz y respeto, como mejor actitud para ganar el combate que nos plantea un estado enloquecido y descontrolado. No nos dejemos arrastrar por la pulsión violenta que impera en buena parte del sistema político español, porque es el único ámbito en el que seguro que vamos a perder. Recordad que cuando hemos planteado embates democráticos, los hemos ganado todos. Siempre. El último, el 1 de octubre, en unas condiciones extremadamente difíciles, en medio de una indecente ofensiva de violencia ordenada por el Estado.
La hoja de ruta para los próximos días y semanas es claro y nítido: primero de todo, defender la democracia. Desgraciadamente lo tenemos que volver a hacer, como ya ha sucedido en otros momentos de nuestra historia, cuando nos han visitado los del clan del 155 en forma de Primo de Rivera, general Franco o Felipe V. Toca resistir, perseverar y continuar defendiendo nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra historia, que es una historia de éxito construida con la diversidad, la capacidad de acogida de otros pueblos de España y del mundo y, sobre todo, construida con muchas esperanzas de futuro Toca ahuyentar democráticamente de nuestras instituciones a quienes se las han querido hacer sus con un golpe de estado. Toca dar respuesta a los que quieren desmenuzar el autogobierno que nos había quedado tras la sentencia del Estatuto y de la retahíla de leyes, decretos y medidas siempre tendentes a la recentralización más o menos encubierta, pero efectiva en la práctica. Y defenderemos la democracia votante, como lo hemos querido hacer siempre. Queríamos votar y queremos votar. Ciertamente quisiéramos hacerlo como ya han hecho en Escocia y como harán otros países en el futuro. Queríamos y queremos resolver las aspiraciones ciudadanas a través de las urnas y por ello asumir las elecciones que nos plantea el Estado español el día 21 como un reto para recuperar la plena democracia sin presos, sin venganzas, sin imposiciones, sin furia y llena de futuro, de diálogo y del acuerdo.
El otro elemento central de la hoja de ruta es exigir y conseguir la liberación de los presos políticos que tiene secuestrados España, el vicepresidente, los siete consejeros y los presidentes de Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez. No podemos desfallecer, no podemos quedarnos inmóviles ante el sufrimiento de sus hijos, de sus parejas, de sus familias, de sus amigos y de su gente, que somos todos nosotros. Es la hora de ser más perseverantes que nunca. Diez personas y sus familias representan, a estas alturas, su dignidad individual y colectiva. Por ellos y por otras personas que podemos seguir el camino de la prisión, hay que denunciar cada día su situación y que el próximo sábado seamos cientos de miles en la Fiesta Nacional por la Libertad que se ha convocado en Barcelona. Y eso sólo depende de nosotros, de vosotros, de nuestra fortaleza, de nuestras convicciones.
Sólo desde la ciudadanía, desde el compromiso democrático, desde la respuesta de base, organizada, democrática, pacífica pero radicalmente insobornable, podremos recuperar el control de nuestra vida colectiva y construir juntos, de manera democrática, dialogada, una República que nos hemos ganado en las urnas y que habrá que levantar, dándole sentido y contenido, también desde las urnas. Este será el reto de las instituciones, de las entidades civiles, de las empresas y de todos vosotros en los próximos tiempos. Recuperamos la libertad este sábado en la gran manifestación en Barcelona y en el reto electoral que el Estado nos impone el día 21. Y al día siguiente continuamos caminando todos juntos, en libertad.
Carles Puigdemont, Toni Comín, Meritxell Serret, Clara Ponsatí y Lluís Puig
Original en catalán: http://www.elpuntavui.cat/politica/article/17-politica/1277671-carta-des-de-belgica.html