Temgo la sensación de que ya no quedan muchos domingos cualquiera por aquí.
Así que estoy desperdiciándolo viendo películas.
Dos, tres, cuatro películas, no sé.
No hay más lujo que perder el tiempo.
Aunque, qué más da.
Tenía pensado publicar hoy otra cosa.
Sin embargo, me he echado para atrás y me he dicho para mí: «hoy paso de seguir con lo mismo, me da igual.»
Es mi cerebro, hoy lo pongo en pausa – si es que se puede -, y me entretengo por entretenerme.
Y quizás, quién sabe, decida decidir acostumbrarme a estar así por un tiempo indefinido.
Quizás no hoy, quizás no mañana, quizás.
Ahora mismo estoy escuchando al gato roncar en su larga siesta de la tarde.
Él sí que sabe, tengo que imitarle.