Calma y tranquilidad

Mi madre me ha dicho que debería volver a escribir y publicar más libros.

Es una opción más que tengo.

Entre muchas otras.

Aunque, al escribir cada día en este blog es como si estuviera ya escribiendo un libro por capítulos.

Hace muchos años, sabiendo exactamente que se llegaría a la situación actual, comencé mi plan.

Y por ello, mientras muchos tienen pánico a perder sus trabajos, sus pensiones, sus subvenciones, sus ahorros depositados en los bancos, yo estoy en un mar de calma y tranquilidad.

Vamos, que me la suda que todo colapse, hablando en plata.

Mis ingresos proceden de fuentes externas a Cataluña y a España, y dependen de mi propio esfuerzo.

Y dispongo de dinero real físico.

Y me conozco los trucos para saltarme los obstáculos del sistema.

Además, al enfocarme en internet, puedo trabajar desde cualquier lugar del mundo en el que haya una conexión.

Y si cae internet, pues ya me inventaré otra cosa.

El haber aprendido a saber valerme por mí mismo me ha colocado en un lugar privilegiado.

Porque dependo única y exclusivamente de mí mismo.

Mí mismo, repito de nuevo para que resuene.

También, como he mencionado antes, al recibir mis ingresos del exterior me permite aumentar la riqueza local en donde vivo.

Es un asunto del que no hablo mucho, pero la mayoría de la gente a mi alrededor cobra pensiones o trabaja localmente.

Eso hace que el dinero haga un circuito cerrado y no genere nueva riqueza.

Pero yo, al generar mis ingresos desde fuera e introducirlo en el circuito local, estoy aumentando las posibilidades económicas locales.

No es mucho todavía, pero llegará un día que se notará, y bastante.

Por supuesto, los colectivistas que odian el emprendimiento hacen todo lo posible por parar el enrequecimiento.

Pero no lo lograrán.

El día que colapse el euro, y la gente como yo tengamos que poner la economía a flote con oro, veremos qué caras se les pone a los defensores de las divisas fiduciarias y de las rentas básicas.

Mientras, a comer palomitas mientras dure el espectáculo.

Aunque la situación me aburre un poco de lo sencillo que ha sido preverla.

Sin aprehensión y sin acritud.

Todo llega.