Hazlo o no lo hagas, pero no lo expliques antes

Pruebas realizadas desde 1933 muestran que la gente que habla sobre sus intenciones es menos probable que las hagan.

Ésta es una realidad incontestable y lo he notado en mis propias carnes.

Hace mucho que me di cuenta, y cada vez tiendo menos a explicar lo que voy a hacer.

Al contrario, lo explico cuando ya lo he hecho.

Como que he vuelto hoy a enlazar este blog con mi cuenta de Twitter.

Qué cosas, mi intención era borrarla pero estos días la estoy usando como hace años no lo hacía.

O como cuando digo que tengo que escribir más libros, pero luego no lo hago.

Ya avisaré cuando lo haya escrito.

Y así, una y otra vez.

Ahí está, las intenciones son las intenciones y los hechos son los hechos.

Hay una gran diferencia, como se dice, del dicho al hecho hay un gran trecho.