Llevo unos cuantos años ya – sí, años, dándome cuenta de que mi cuenta personal de Twitter nunca sobrepasa los 3160 seguidores.
Quizás alcanza los 3161 seguidores y en una horas vuelve a 3158 o 3156.
Y así, como un loop constante.
Es como si mis seguidores decidieran largarse siempre justo cuando alcanzo esa mágica cifra.
Justo, cuando alcanzo los 3160, parece que tuiteo siempre algo que fuerza a la gente a dejar de seguir mi cuenta.
Por lo tanto, ha llegado un momento en el que Twitter me da igual y ya ni respondo menciones ni mensajes ditectos.
Por ello también borré las listas.
Ahora lo uso sólo como divertimento, para ver cómo sube y vuelve a bajar la cifra de seguidores.
Y por eso escribo lo primero que se me ocurre, como un borrador de notas, de ideas del momento.
Hasta que den el paso y me echen por completo.
Supongo que ése ha sido siempre el objetivo de Twitter, echarme.
O quizás me doy una importancia que no tengo.
Seguramente sea esto.
Sea lo que sea, mientras, hoy a vuelto a pasar; y de 3160 seguidores he vuelto a 3158.
Qué cosas.