
En 1980, Juan Carlos I, Rey de España apuntado a dedo por Francisco Franco parecía que no iba a durar mucho en el trono. Pero un aparente golpe de estado lo convirtió en el salvador de la democracia. Incluso los republicanos decían que eran juancarlistas.
Allá en los ’90 del pasado siglo hubo un candidato gris que parecía que nunca llegaría a ser Presidente de España. Pero le pusieron una bomba bajo su coche blindado – atribuída a ETA, claro – sobrevivió y se ganó las simpatías de la plebe. Era 1996 y el candidato, José María Aznar. Éste puso los pilares para lo que luego sería la «Burbuja Inmobiliaria» y apoyó la Segunda Guerra de Irak.
En 2004, todo indicaba que Aznar volvería a ganar las elecciones. Pero dos días antes de la fecha electoral hubo un enorme atentado yihadista en la estación de Atocha en Madrid, y los resultados pusieron a José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente, y se abrió la veda para destruir a la familia, tal como planeó el globalismo.
En 2017 todo parecía que Catalunya se iba a separar de España, pero otro atentado yihadista, ahora en la capital rebelde, Barcelona, hizo que se apelara a la unidad de España para luchar contra la amenaza internacional.
¿Dónde están las imágenes del atropello de Barcelona?
Con centenares de cámara por nuestra seguridad, ¿dónde están?
Tienen que ser en color y con detalles.
¿Es que no coinciden con la versión oficial?
Vaya.
Proteger la imagen de las víctimas es una excusa barata.
¿Recordamos que la imagen preparada y artificial del niño sirio muerto en la playa no se protegió?
Era necesario para el discurso victimista a favor de los falsos refugiados.
Luego, por supuesto que hay que grabar antes que ayudar.
El testimonio de las cámaras es fundamental para derribar la narrativa gubernamental.
Este Gladio 2.0 hay que exponerlo en directo, ahora, y no esperar 50 años para que nos lo confirmen a escondidas como un rumor del pasado.
Pero la narrativa oficialista ha repetido por pasiva y por activa que las imágenes entorpecerían la investigación.
Las autoridades siguen pensando que estamos en el siglo XX y que pueden colarnos sus manipulaciones.
Se les acabó el chollo a estos parásitos.
Por supuesto, pueden hacer que la libertad de expresión sea legal o ilegal como les venga en gana.
Sus leyes son papel mojado sin valor.
La Libertad es intrínseca al individuo y no se puede dar ni quitar mediante regulaciones irrelevantes.
El poder es una completa farsa.
Cuantos más individuos rompamos las cadenas de la obediencia, menos carne de cañón tendrán a su disposición los criminales parásitos.
Las revoluciones no se ganan en la calle, se ganan en la mente.
«Yo sólo cumplo órdenes«, «es mi trabajo«, «la ley es la ley«… son las excusas programadas de los esbirros zombis dementes.
Por supuesto, en esta granja siempre hay animales más iguales que otros.
Merecéis cada una de las donaciones que os haga la gente estimados, ¡mil gracias!. Hay que dejar de seguir alimentando a la (((bestia))).