¿Alguien recuerda que este blog se llamaba «El anti-blog de José Manuel Goig» hace unos años?
Los posts no tenían títulos.
Los comentarios estaban cerrados.
Rompía con los cánones establecidos de los blogs.
Como la dichosa página de contacto que nunca debe faltar en un buen blog.
Pues éste no es un buen blog, ni pretende serlo.
Oh, tantos blogueros esforzándose por atraer a miles de seguidores zombies que participen.
Y qué patraña, digo yo.
¡Fuera la página de contacto!
Porque no estoy para decir a los demás lo que tienen que hacer en sus vidas.
Eso es asunto suyo.
Estas páginas son el lugar en el que yo cuento mis cosas.
Si digo algo acertado, bien.
Si digo algo desacertado, también.
Incluso no entiendo qué sentido tiene que hayan comentarios.
Dichos comentarios, ¿para qué sirven?
Ni idea.
Pero bueno, de momento no los vuelvo a cerrar.
De momento.
Pero sí que cierro la página de contacto.
Además, si a la gente, luego de preguntarme, no les gustan mis respuestas.
No soy alguien fácil, ni busco amistades, ni nada de eso.
Es más, disfruto siendo asocial, a mi manera.
Porque…
Tu vida es tu vida, y nadie más que tú puede vivirla.
No hay ningún consejo exterior que vaya a ayudarte.
Preguntar a un desconocido para pedir consejo es patético.
Mírate a un espejo y verás a la única persona que te sacará adelante.
Así, ya te lo he dicho.
Éste es otro de mis escritos anti-gurú.
Pues yo me alegro de que tengas los comentarios abiertos, aunque sólo sea una semana. A veces me desconecto más tiempo y no puedo escribir nada, ¡mecachis!
¿Para qué sirven los comentarios? A mí, para desahogarme y a veces incluso para entablar pequeñas conversaciones contigo. Cuando se leen tus «posts» o como se llamen, muchas veces vienen ideas a la cabeza y yo por lo menos siento la «necesidad», o el deseo, de comunicarte esas ideas.
Saludos.
La verdad es que el día pasa volado y no se puede atender opiniones de otros, porqué es casi imposible y pierdes el tiempo. Incluso a mí me cuesta dar esta opinión por falta de tiempo.