El helado gigante

Este año lo he elegido de mango y vainilla

Dice Donald Trump en sus libros, algo así como: «Si vas a soñar igualmente, sueña en grande«.

Cada año que nos va bien, y este último año nos ha ido bastante bien, tengo un pequeño capricho que siemple cumplo.

Y es ir en verano a un lugar que conozco en Barcelona donde hay una heladería artesanal que vende unos cucuruchos con una bola de helado enorme de dos sabores.

Dicho establecimiento está en una zona turística céntrica.

Llevo ya más de diez años cumpliendo esta tradición personal.

Lamentablemente, en este plazo de tiempo han habido años que no pude cumplir mi celebración, porque no nos fue nada bien.

Sin embargo, este es el segundo año seguido en el que sí he podido y, además, me han acompañado mis hijos.

Y es el segundo año que, junto a mis hijos, hemos añadido una diversión a nuestra celebración.

Una diversión que a mis hijos les encanta.

Consiste en, tras comprar nuestros helados gigantes, ir paseándonos entre los turistas y disfrutar de sus rostros de sorpresa cuando ven el tamaño de nuestros cucuruchos mientras nos los comemos con deleite.

Y más, cuando pasamos cerca de otras heladerías de nombres famosos franquiciadas que, por el mismo precio o mayor, venden cucuruchos de helado más pequeños.

Así que, paseamos un rato por las zonas turísticas céntricas, tranquilamente, disfrutando del momento.

Hasta que acabamos nuestro súper-helado, y decidimos volver a casa.

Y hasta el año que viene.

Jejejé, es una de esas ventajas de ser nativos de Barcelona.

3 comentarios sobre “El helado gigante

  1. Lo habéis pasado tan bien que se nota perfectamente en tu escrito la alegría que sientes de haber podido compartir el helado-celebración con tus hijos, pues ellos se lo han ganado en el colegio cómo ya explicaste cuando finalizo el curso.
    Enhorabuena a los tres y que el año próximo repitáis.

Los comentarios están cerrados.