Es imposible

Hace más de veinte años escribí un poema contra esa cosa nueva llamada internet.

Creo que está en uno de mis libros de poemas.

Y, además, estaba orgulloso de no tener móvil.

Pero ahora, me es imposible desconectarme al cien por cien.

Haga lo que haga, dependo de una conexión a internet.

Aunque sea solamente para añadir un post cada día a este blog.

Pese a todo, he conseguido ya en casi una semana no mirar mi feed de noticias.

¿Ha explotado ya el mundo?

Ni idea, pero si sigo respirando, supongo que no.

También, como mínimo ya no miro cada día ni mi correo personal ni el correo del oro.

Sé que responder un correo o un mensaje en más de veinticuatro horas se considera poco educado.

Pues que me consideren grosero!!!

Me da igual.

Son pequeñas cosas para alejar mi mente de mis ocupaciones habituales.

¿Por qué lo hago?

Tanta conexión nos ha llevado a un punto en el que se ha exagerado la importancia de todo.

Hemos convertido pequeñas anécdotas en enormes categorías.

Nos enemistamos o nos gustamos a causa de pequeños impulsos de bits.

Es increíble.

Oh sí, qué grandes aquellos tiempos en los que escribí con bolígrafo sobre papel aquel poema contra internet, en los que ni usaba el teléfono fijo.

Qué tranquilidad entonces.

Ahora es imposible, es el sino de estos tiempos.

Aunque por mi parte caí de pleno, por decidir ganar mis lentejas sólo a través de la red.

Mmm… tengo todavía pendiente enviar mis correos de agradecimiento a las personas que últimamente me han enviado aportaciones de paypal.

No es que los haya ignorado, nada de eso.

Un día de estos.

Menos mal que mi portátil me está ayudando, porque hace ya dos días que no le da la gana encenderse.