Una tarde en el cine

Nos tocaba ir al cine.

Acabó el colegio, comenzó el verano.

Es nuestra cita de temporada con un cubo de cartón lleno de palomitas dulces y unos refrescos de cola tan aguados que apenas se nota el sabor de la cola.

Ah sí, y una peli, que, por supuesto, eligen mis hijos.

Esta vez ha sido «Gru3«.

Bueno, y la estúpida tanda de anuncios de propaganda buenista previos a la película.

La peli, divertida, entretenida; hemos pasado un buen rato.

Los niños se lo han pasado bien.

Y si mis hijos se lo pasan bien, pues yo también.

Nada más que pedir.

Es genial cuando la vida está llena de este tipo de cosas sencillas y sin complicaciones.