Me entran ganas de silencio
Es uno de esos días
Que el vaso me parece medio vacío
Uno de esos días
Que me entran ganas de no estar
Y volver a mi escondrijo
Me entran ganas de borrar lo que he sido
Y apagar lo que seré,
Como un árbol que cae sin ruído
Porque nadie lo ve caer.
Y así, me entran ganas de silencio
Porque el sonido es un sinsentido
Y pese a ello, pese a ello…
Acabo escribiendo esto
Y ya no es silencio, no es silencio
Sino un rumor que viene de adentro.
Siento.
Un enorme tablero,
mueve fichas sin cesar,
no hay luz, tan solo oscuridad,
cada ficha porta un número,
irracional,imperfecta,impersonal,
despojados de todo sentimiento,
adoptamos como bien, al mal,
eternos seguidores autoimpuestos,
no debes revelarte jamás,
la ley te está vigilando,
tu propio hermano te venderá,
juzgara con desdén tu padre,
mas tu madre no querrá mirar,
todos se apartaran al verte,
¿por qué no lo dejas ya?
pobres fichas de colores….
pensar diferente os condenará,
un buen puñado aún resiste,
pregonando sin cesar,
que otro mundo es posible,
sin herir, sin robar, sin matar…
¡utopias! les replican,
las demás fichas grises, al oirlas hablar,
no hay esperanza,no hay futuro,
tan sólo eso tienes que pensar,
Siempre estare solo,
en este tablero de crueldad,
alejado de todo y de todos,
anhelando poder volar,
no pertenezco a este mundo,
cada día lo asevero más,
cambio lentamente por dentro,
refugiado, en mi soledad.
No son días de vino y rosas,
son más bien de hiel y hedor;
de un silencio inconfesable,
siendo el ruido de sables atronador.
Y el rumor que viene de adentro
no es sonido, es temor.
Temor a lo que está sucediendo,
temor a un mundo peor,
temor al control y al odio impuesto,
temor a un silencio mayor.