La electricidad ha vuelto.
Pero para colmar el día, nos han cortado el agua.
No sé si es general o es porque debemos una factura.
Bah, da igual, mañana, si no ha vuelto el suministro, bajaré a la fuente a rellenar botellas de ocho litros.
Para nosotros los pobres sólo es una mera anécdota de la cotidianidad diaria de vivir al filo del abismo de la “normalidad”.
Actualizo: parece ser que ha habido un gran reventón y medio barrio está sin agua, según he escuchado a una vecina decirle a otra por el patio de luces.
Aunque eso significa que las fuentes tampoco tendrán agua.
Pero qué alivio, aún podemos dejar esa factura para intentar pagarla a fin de mes.