En internet no tenemos que pedir permiso.
Bueno, no sé tú, pero por mi parte no lo hago.
Y eso es una de las cosas que más fastidia al poder.
Cuando se generalizó el uso de la imprenta, el poder comenzó inmediatamente a censurar las publicaciones.
No podían permitir el libre pensamiento.
Luego, con la aparición de la radio y la televisión, sencillamente con otorgar «licencias» ya podían controlar la información transmitida por esos medios.
Pero en la red, pese a que pueden censurar a posteriori o usando a los buscadores para que las webs molestas no aparezcan en las primeras páginas, no han podido encontrar una manera eficaz de apagar nuestras voces.
Intentos, todos los que queramos; sobre todo usando la excusa del copyright y pagando a la legión de trolles profesionales para difamar.
Porque su objetivo es ahogar a las voces incontrolables del pensamiento no obediente.
Pero si todavía lees estas letras, ya sabes que sus métodos son ineficaces.
Sin embargo, tenemos que estar alerta constantemente.
El penúltimo capítulo en la defensa de la red lo puedes encontrar en http://canonaede.org
Mientras, como he dicho al principio, no pienso pedir permiso para publicar, no lo he hecho nunca ni voy a comenzar ahora.